miércoles, 25 de noviembre de 2009

UNA INESPERADA VISITA...

Me atreví con los posts, hasta con el verso (por culpa de Demófila, jeje), los viernes me sumerjo en el teatro y ahora...toca un cuento. A ver qué tal me sale...

Estaba sentado al borde de la cama. Le temblaban las manos y una gota de sudor, que se había deslizado a través de las arrugas de su frente, había caído ahora sobre su pijama. Le había asaltado aquella tormenta en su pecho, un corazón al galope y enfurecido que protestaba cada vez más frecuentemente, noche sí y noche también. Sabía que la sensación de ahogo desaparecería en cuestión de minutos. Sabía que sólo tenía que tratar de respirar más lento, y si era necesario, dentro de una bolsa, como le habían explicado que tenía que hacer cuando aquellas crisis hacían acto de presencia. Pensar en esto le ayudaba a espantar aquel miedo a morir de un ataque al corazón, pues la sensación era esa, la de una muerte inminente que no perdona ni siquiera tus últimos deseos.

De pronto, vio que algo se movía entre las sombras de la habitación. Lentamente, ante sus ojos, vio aparecer una figura esbelta, soberbia, de andar elegante, con paso firme fue acercándose a él hasta que sus ojos se encontraron en un baile de escrutinio mutuo.

-¿Quién eres?-conseguió decir entre balbuceos- ¿Qué estás haciendo aquí?
- Ya sabes quien soy, y también sabes que he venido a buscarte, pues ya ha llegado tu hora.
- No puede ser. Aún no estoy preparado y me quedan muchas cosas por hacer.
-Eso es cierto- dijo con tono reflexivo la extraña figura que ahora se paseaba frente a él con cierta parsimonia, como si no tuviera prisa alguna, con la seguridad que sólo la muerte puede tener, pues ella sabe que al final del camino de todo hombre siempre es ella quien va al encuentro- sería una pena que te marcharas de este mundo sin aprender algo que considero importante...
-¿Eso quiere decir que esta noche no voy a morir?¿Me darás otra oportunidad?-preguntó el hombre asustado.
-Eso depende de ti. Eres un hombre poderoso. Digamos que has conseguido todo lo que se puede desear en esta vida: un trabajo digno, muy bien remunerado y reconocido, tienes una gran casa llena de las más modernas comodidades, te has casado con una mujer hermosa y comprensiva, tus hijos son unos chicos ejemplares y encima...¡pagas tus impuestos! ¡Ja, ja, ja! Ya sólo por eso mereces el beneficio de mi duda...
-Entonces, ¿qué debo hacer para ganar más tiempo de vida? Dímelo y lo haré.
-Bien, estoy dispuesta a venir por ti más adelante, te dejaré unos cuantos años de margen...Pero a cambio, no puedes seguir con la misma vida que llevas. Tendrás que renunciar a todo lo que has conseguido y empezar de cero.
El hombre intentó comprender lo que la Muerte le proponía, pero no alcanzaba a desentrañar aquel misterio- Pero... ¿cómo empezar de cero? No lo entiendo. ¿Tendré que renunciar a mi familia, a mi trabajo, a todo lo que tanto me ha costado conseguir con el paso de los años? ¿Entonces qué sentido tiene haber vivido, haber luchado tanto?¡Esto no es una oportunidad de verdad! ¡Es una estafa! ¡No soy capaz de imaginar una vida distinta de la que tengo!¡Por supuesto que no hay trato! ¡Si no puedo vivir con lo que tengo ahora prefiero morir!
La Muerte se quedó algo sorprendida ante las palabras del hombre. La verdad es que ella no estaba acostumbrada a negociar, pero por otra parte, ya se espera en modo alguno dicha respuesta, pues como bien le había dicho al hombre hacía unos minutos, aún le quedaba algo importante que aprender.
-Bien- dijo la muerte- En ese caso, si no estás dispuesto a aceptar mi oferta, no me queda más remedio que dejarte sin vida.
-Está bien, llévame pues contigo.
El hombre cerró los ojos y esperó resignado su final. Creyó que caería fulminado por un ataque al corazón y allí terminaría todo. Destinó sus últimos pensamientos a toda esa vida a la que no estaba  dispuesto a renunciar de haber elegido la alternativa que le había ofrecido aquella impostora Muerte. Esperó y esperó, pero no sucedía nada... De repente, se dio cuenta de que había alguien más en la habitación, se giró endirección a la puerta y vio a su esposa apoyada en el marco.Le miraba con una sonrisa mitad divertida, mitad incrédula mientras le decía:
-Cariño, ¿qué haces hablando solo frente al espejo?

Quizás, al igual que el protagonista de este cuento, un día nos sorprenda la Muerte frente al espejo, la Muerte de tener apego a la vida conocida y no tener valor de afrontar los cambios. Este hombre no creía en sí mismo, en la capacidad de renacer y salir adelante construyendo un nuevo futuro, por eso se quedó muerto en vida.

2 comentarios:

DEMOFILA dijo...

Hola, cuenta cuentos, ¿qué pasa?, que yo te digo lo que tienes que escribir.
Fuera de bromas, me ha encantado tu cuento, el final es inesperado, pero tiene su enseñanza, como tú bien explicas, creo que lo deberías haber dejado sin tu explicación, para ver como reaccionabamos tus comentaristas, así podrías haber visto si lo comprendíamos o no.
Hay muchas personas que no creen en sí mismo, porque lo tienen todo, la vida les ha sido muy fácil, y no han tenido que hacer nada para llegar a la cumbre, así no se puede tener confianza en uno mismo, la vida hay que trabajarla, que te cueste trabajo todo lo que tengas, y vivir a costa de tu trabajo.
En cuanto a tu comentario, me ha encantado, ¿romantica mi poesia, verdad?, pues puede que yo lo haya vivido, adivina-adivinanza, esto quedará en una incognita, preciosa.
Creo que sí puedes bersarte a tí misma, te miras en el espejo, como el del cuento, pero viendo tu imagen, y te das un besote, no manches el espejo.
Hasta pronto preciosa, nos volveremos a visitar, espero.

Amiscamaradas dijo...

Hola mi querida Demófila. Estuve a punto de no hacer la aclaración del final, sí que lo pensé, pero al final me decidí porque preferí que no hubiera ninguna opción a que se escapara el mensaje que quería transmitir, ya que el final me parecía un poco confuso. Para mi segundo cuento arriesgaré un poco más. Gracias por el consejillo.
No puedo estar más de acuerdo con lo que expresas acerca de que la vida hay que trabajarla, pues quien lo tiene todo se queda sin aprender lo más importante: valerse por sí mismo. También hay personas a las que les cuesta mucho confiar en su valía por muchas otras circunstancias y sólo tienen que aprender a darse una oportunidad a ellas mismas, ya que si una persona siente que ya no es feliz con su vida y necesita un cambio, debe y puede hacerlo, o bien cambia sus circunstancias, o bien su vivencia interna, porque si no, se condenará ella misma a una muerte en vida, como le sucede a mi prota.
Desde aquí te mando un beso de buenas noches, y por supuesto que nos seguiremos visitando, eso no lo dudo ni por un momento.