martes, 29 de diciembre de 2009

ESTOY CONTIGO PORQUE ELEGÍ ESTAR CONTIGO




Eterno debate entre aquellas almas que anteponen la libertad al amor y las que relacionan amor con posesión.
Escena mítica de "Memorias de África" (aunque hay otra escena que representa mejor el tema que quería tratar pero no la encontré en español en you tube). No sólo es su banda sonora, su fotografía y la magnífica interpretación de estos dos grandes de la pantalla, sino la calidad de sus diálogos y la complejidad de dos personajes que, por otra parte, vienen a representarnos un poco a nosotros mismos y según qué postura frente al amor.
Ella, deseosa de dejar una huella en alguien, de "asegurarse" ese amor y esa pasión a través de un compromiso, de una compañía estable que permanezca a su lado. Saber que es exclusivamente ella la "dueña" de los sentimientos de él, del tiempo de él, hasta de su pensamiento... ¿demasiado pretender, no?
El personaje de Karen está ciego. Tiene frente a ella misma la mejor historia de su vida, la más especial, y, sin embargo, pretende convertirla en algo común, cotidiano, en vez de aceptarlo y vivirlo tal cual se presenta.
El personaje de Denis, de alma aventurera, no por ello se entrega menos a dicho amor, pero lo hace desde la elección personal de no tener que renunciar a sí mismo, a su libertad. ¿Por qué convertir el amor en esclavitud, en el siervo del capricho del ego? El ser humano sólo se pertenece a sí mismo, entonces, ¿por qué transformar la verdadera entrega que alguien nos hace cuando nos dedica una parte de su tiempo en una rutina sistemática como signo de verdadero amor?
Se dice por ahí que cuando se ama de verdad hay que ceder. Si cedemos, nos negamos a nosotros mismos, a nuestra verdadera esencia, y si eso ocurre, ya no seremos auténticos ni con nuestra propia persona ni con los demás y por tanto, cualquier relación que mantengamos desde esa posición no será genuina. Será tan falsa como el hecho de intentar encadenar un sentimiento.
Me identifico con el personje de él porque entiendo que un alma libre puede volver cuando quiera y cuando lo hace, la entrega es total, libre de apegos, libre de "porque las cosas deben ser así". Amor no es necesidad. Amor no es satisfacción del otro. Amor no es ni más ni menos que sentir al otro junto a mí, no dentro de mí. Amor no es un sustituto de la soledad, es una emoción que puedo sentir estando solo.
Amor es sólo algo más de todo lo que hay y por eso es tan único y tan auténtico que cuando se vive, se reconoce, pero no se retiene.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

CRISIS, GRATITUD Y TAMBIÉN...¡FELIZ NAVIDAD!

Se acaba el año. Pero especialmente, no sólo siento que se va el 2009 sino también se cierra un capítulo de mi vida. Un capítulo que abarca, más o menos los últimos tres años. AHORA SÍ. Ahora puedo decirlo y me parece hasta mentira, pues muchas veces pensé con escepticismo si de verdad llegaría el día en que todo volviera a tener sentido, en que sintiera que mi alma pudiera recuperar totalmente su luz.

En mitad de felicitaciones de Navidad y año nuevo me detengo en este momento, para dar las gracias a todos aquellos que han aguantado el "chaparrón" conmigo. Muchas de esas personas ahora salen "parcialmente" de mi camino y en algún momento me he sentido mal porque parece que ahora que me he recuperado me voy de una forma desagradecida. Pero nada más lejos de la realidad. Simplemente me he dado cuenta de que debo seguir mi camino porque me lo debo a mí misma después de tanto tiempo de hibernación y siempre llevaré conmigo a todo aquel que me tendió una mano en mitad de la oscuridad. Mi agradecimiento no tiene límites.

Estos últimos tres años (aunque no sé exactamente cuándo comenzó todo) han sido una auténtica cuesta arriba, un proceso de transformación, lo mejor de lo peor que he vivido hasta ahora. Sólo el que ha vivido una depresión puede entender de lo que estoy hablando. Yo creí que esa palabra: depresión, sólo existía en mis libros de medicina, hasta que enfermé. Aunque salí más o menos rápido del hoyo profundo, es sólo ahora, cuando me siento fuerte de verdad y me reconozco totalmente frente al espejo. ¡Y es que no me lo creo! Me digo: ¡Natalia, joder, las tormentas pasan y has sobrevivido! Y aunque hace tiempo que mi ánimo se había recuperado es ahora cuando precisamente me atrevo a decir que cierro el capítulo definitivamente porque ahora lo entiendo todo. Descubro el significado de tanto infierno y de por qué me pasó a mí, cuando yo siempre había sido el optimismo andante a pesar de las dificultades que ha pasado mi familia.

Durante meses me pregunté qué se podía sacar en claro de tanto sin sentido, de tanta apatía, de tantos días perdidos en la nada, de una vacía existencia que me iba consumiendo la alegría, la fuerza, mi ser. Y la eterna pregunta. ¿Por qué? Pues porque es la oscuridad la que nos empuja a buscar la luz donde sólo puede hallarse: dentro de uno mismo. Pues porque es necesario caer para saber que ya sólo queda una dirección: las que nos conduce hacia la superficie. Pues porque esta depresión es lo mejor que me ha pasado y me siento profundamente agradecida con esa fuerza que pudo más que yo y me empujó al abismo, porque ahora sé que uno es capaz de destruirse a sí mismo, pero también es capaz de devolverse la vida.

Fueron muchas las personas que estuvieron ahí, muchas las manos que se tendieron. Descubrí el significado de la palabra AMISTAD, AMOR Y PROFESIONALIDAD de todos los que a su manera, y desde su posición se pelearon conmigo para que reaccionara. Y también me siento agradecida a mi persona, porque a mi lado estuvo gente, pero también hubo muchas noches enteras sin dormir, horas en las que no tenía nada a qué agarrarme (bueno sí, a la teletienda, jaja, también le doy las gracias al  anuncio del colchón "restform", que llegué a aprenderme de memoria, jajaja). Me doy las gracias porque en algún instante quise terminar de tirar la toalla, pero aguanté. Desde entonces, de ser mi peor enemiga pasé a ser mi mejor aliada. Y si yo pude, los demás también. Hay sentimientos y pensamientos que nunca llegué a confesar por no herir y no querer arrastrar a nadie a aquel pozo. Cualquier duda que surja de tu alma puede responderse, con valor, con paciencia, con un poquito de fe, aunque uno crea que ya nada de eso queda, de repente un día te descubres dándote una respuesta y a partir de ahí, el camino empieza a ser más fácil, aunque sea lento, aburrido a veces, aunque parezca no terminar, como un viaje en el tranvía Santa Cruz- Laguna.
Todo tiene sentido, TODO. Incluso pintar el marco de una puerta cuando sientes que nada te importa.

Miro atrás y ufff!!! Que suerte que ya estoy aquí, jajaja, como cuando llegas a casa después de un largo viaje. Mentiría si dijera que quizás mi mayor miedo sea que algún día pueda volver a caer, pero también mentiría si dijera que no he aprendido de todo esto y que sé, que de volver a darme algún día la espalda, sólo tengo que esperar un poquito a girarme y darme la mano.

AGRADECIMIENTOS:
A esos profesionales, empezando por Rosi, la primera en mis horas más confusas y oscuras: profesora, maestra, compañera, siempre me trastaste como a un igual más que a una paciente (dios que se me nublan los ojos), gracias a la doctora Mónica por no dudar de mi propio diagnóstico, jajaja, gracias a las psicólogas Laura y Blanca (que sí, que sí, que acabo este año y que me quiero dedicar a escuchar los problemas de los demás, sino ¿qué sentido tiene haber pasado por tu consulta?, gracias por reír conmigo entre lágrimas). Ahora me viene a la mente, aquella psicóloga con la que estuve seis meses hasta que me marché de su consulta diciéndole poco menos que ella tenía de psicóloga lo que yo de alpinista, jajajajajajajaja. ¡Vaya soberbia la mía! (Desde aquí, mucho cuidado con saber distinguir a un buen profesional de quien no lo es, que uno esté mal no quiere decir que no tengamos criterio) Pero hasta eso me ayudó.
A Jaime, por haber permanecido a mi lado y es que...espera, a ver si me sale... Me enamoré de tu sabiduría, has sido y serás siempre mi mejor maestro y la persona que más me ha enseñado a VIVIR. Nunca lo olvidaré. No dejes de contar conmigo para lo que yo te pueda ayudar, sé que ahora es casi imposible, pero TODO tiene un sentido.
A mis amigos (no os nombro a todos porque si en algo soy rica es en verdaderos AMIGOS). Sois mis hermanos.
A todos, absolutamente a todos: los autores de los libros que leo, mis profesores, compañeros de la facultad (especialmente aquellas que comparten sus horas de estudio conmigo bebiendo sidra en los pasillos, jaja), pacientes que han compartido su sufrimiento conmigo en las horas de prácticas, el teatro que tanto me enseña de mí misma, los blogueros a los que leo (Demófila, no me olvido de ti), a Cruz Roja y las oportunidades que me está dando de crecer junto a otros, a los que les guste el helado de nueces de macadamia del Mercadona, a mis "camareros" del Pianeta que siempre tienen una sonrisa para mí en mitad del trabajo, a los clientes comprensivos de la cafetería (y también, ¿por qué no? a los que no los son y descargan su malhumor conmigo, jajaja), a mi jefe, que escucha mis historias y me paga siempre a tiempo,a los desconocidos que me han regalado algo de su sabiduría en la calle, en el tranvía, en los sitios más insospechados... A mi familia,que es lo que más quiero. A todos (y sin ánimo de parecer ya el anuncio de Coca-Cola):

¡FELIZ NAVIDAD, FELIZ 2010 Y FELIZ VIDA!

martes, 22 de diciembre de 2009

LA MUJER QUE NO SE PODÍA ENAMORAR.

 Dicen que uno escribe sobre lo que necesita aprender. En ese caso, a ver si logro algún día "aplicarme el cuento."

"Ella creía que ya lo había intentado todo. Que conocía todos los entrecijos del amor. Se había dicho a sí misma que todas las historias, por muy mágicas y novedosas que fueran al principio, todas, absolutamente todas, tenían el mismo final. Siempre acababa marchándose con la misma sensación de vacío, de incapacidad para mantener vivo aquel amor que la había arrebatado en los primeros momentos. Quizá no estaba hecha para compartir el camino por mucho tiempo. Sabía que el amor no era sólo pasión y que no se podía pretender vivir siempre en un cuento de hadas. Pero su problema no era ese. Simplemente su ser se iba apagando poco a poco. El amor como tal acababa convirtiéndose en una necesidad de escapar, en una incredulidad continua, sistemática, en un eco repetitivo que se instalaba en su mente para recordarle una y otra vez que aquello que estaba viviendo, en realidad, ya no tenía que ver con ella... Siempre acababa con una sensación de ahogo en tibios sentimientos y llegado a ese punto era inevitable la previsible despedida.


Pensando en todo esto mientras paseaba por las calles de su  ciudad, de pronto, vio algo reluciente al pie de un árbol. Parecía una lámpara preciosa, de las que frotas y sale un genio. La frotó pero evidentemente no ocurrió nada, y sonrió para sí misma sintiéndose un poco ridícula.

      -Disculpe, pero esa lámpara es mía - Se giró un poco sobresaltada y vio tras de sí a un hombre que la miraba con gesto grave. Como le resultó un poco antipático decidió no ceder tan fácilmente, así que le respondió con un tono algo insolente:
    
-¿A sí? ¿Es usted el genio que la habita?
  
- No. Sólo soy un vagabundo. Pero la lámpara es mía, yo la había visto primero. De todas formas, si le gusta tanto puede quedársela, o tal vez prefiera cambiármela por cualquier otra cosa.- Hizo un ademán hacia un carrito de supermercado que tenía a su lado abarrotado de trastos viejos.
  
- Da lo mismo. Lo que yo quisiera no lo tiene usted en su carrito- La mujer depositó la lámpara sobre la montaña de objetos y dio media vuelta dispuesta a seguir su camino.

 - Espere, tengo algo para el escepticismo.
  
 - Lo que yo necesito es algo que me asegure que algún día me voy a enamorar de verdad, ¿qué me dice a eso? ¿Tiene acaso una fórmula mágica?

El vagabundo quedó pensativo por unos momentos y luego comenzó a rebuscar entre cajitas de música, viejas revistas, paraguas destartalados y un sin fin de cosas a cual de ellas, aparentemente, más inservible, hasta que dio con un pequeño espejo de mano y se lo tendió a la mujer.
 
- Aquí lo tiene, para que un día se pueda enamorar, primero, mírese bien.
 
- Sí, ya sé lo que me va a decir, que para amar a los demás, primero hay que conocerse y amarse a uno mismo. Ya he leído eso en muchos libros de autoayuda, no es nuevo para mí.

 - Sí, claro, yo también lo he leído. Pero no le doy el espejo porque crea que usted no se conoce, es más, yo me atrevería a decir que usted se intuye muy bien, por eso insisto en que se siga observando, hasta el punto en que llegue a "familiarizarse" del todo consigo misma.

- ¿Y que tiene que ver eso de"familiarizarse con uno mismo" con enamorarse?

- Pues para la gente como usted, le puede servir de mucho, así, cuando llegue el día en que otro por fin le refleje, no le entrarán ganas de salir corriendo."

domingo, 20 de diciembre de 2009

HABLEMOS DE SEXO.

Hablemos de sexo.Hablemos del sexo que traspasa los cuerpos y llega a las almas. Del lenguaje de las manos y las yemas de los dedos que a veces corren traviesas, y otras, se detienen despacio en la comisura de unos labios ardiendo. El sexo como lenguaje de signos de los latidos frenéticos, desbocados, que nos delatan si otro cuerpo está lo suficientemente cerca como para leernos en braile. Hablemos del sexo de los silencios, del que hay en las pupilas del alma que siente, del sexo que hay en el humo de un cigarro que dibuja un recuerdo en el cielo, una voz que despierta sin querer los fluidos de nuestro cuerpo, una imaginación despierta que entrelaza el sudor de los poros de dos pieles que se erizan sólo a través del tacto, el más fiel de los sentidos, el que nunca se pierde a pesar del pasar de los años. La sed del saber es la definición de sexo, la curiosidad de los impulsos que nos recuerdan que alguna vez sólo fuimos instinto.


¿Tiene forma un sentimiento? ¿Tiene sexualidad la pasión? La pasión sólo es eso, es fuego que quema y alivia, es la fogata que da calor en las horas oscuras y es la hoguera que celebra el desenfreno y la diversión que entraña descubrir otro cuerpo que se estremece de gozo frente a nuestros ojos, bajo nuestra piel, sobre nuestra alma, dentro de la boca.


Hablemos del sexo sublime, de una sonrisa cómplice, de una respiración entrecortada que enciende nuestras ganas de devorar la vida, hablemos del acto más puro que limpia nuestro espíritu y el más sucio, el que nos ruboriza y nos sonroja. El sexo que transforma la mirada en felina y nuestros dedos en garras que arañan una espalda denuda y marcan un corazón indefenso. Simplemente, hablemos de sexo, hablemos de nosotros mismos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿QUE SIGA OTRO?


¿Que siga otro?… No. No quiero un relevo. Ahora sigo yo. Aunque suene egocéntrico, pedante, abusador. Mi alma sabe el matiz que alcanza mi pretensión. Me digo, me grito: ¡despierta, despierta! ¡el tiempo corre, un fogonazo a la velocidad de la luz y mañana no existiré! Rápido, ¿cómo se deja una huella? ¿o ya la estoy dejando?
Sí, me dejo una huella para no perderme, me dejo una letras para no dejarme. Tiro del hilo y la madeja se enreda por un lado, y por otro se despereza.
Aún queda un lúcido amanecer. Quizás las ideas vuelvan. Cada latido me lo avisa. Lo intuyo como una ola en el horizonte, como la arcada antes de la ebria lógica.
Ahora sigo yo. Cojo el timón y arrojo la brújula por la borda. El sinsentido es mi camino y como bandera un espíritu inquieto en busca de oceános, porque los que hay, no son suficientes. Igual que la vida. Una sola, no es suficiente. Un sólo amor no es suficiente. Un sólo latido pierde sentido si no le sigue otro más fuerte. ¿Que siga otro? Sí, por supuesto, pero humildemente, pero a gritos, pido mi turno, porque es importante para mí, si no ¿para quién lo sería? Necesito repetirme que estoy aquí, en algún lugar entre mis neuronas y mis venas, entre mis pensamientos y mi voz, entre las luces y sombras que nos envuelven a todos. Necesito coger aire, llevarlo a las entrañas, repartirlo a mis células para decirles que están vivas, que será poco tiempo el aprovechable, que como acabo de volver a entender un día más, “hay que hacer algo, aunque sea poco”. Gracias. Y ahora sí, que siga otro…

jueves, 10 de diciembre de 2009

SAY HELLO

Estos marcianitos me han cautivado...

viernes, 4 de diciembre de 2009

APRENDER A SOLTAR.



Aprender a soltar es sin duda una de las tareas más difíciles de llevar a cabo, pero como todo lo que cuesta aprender, una vez hecho, merece la pena y se gana a cambio uno de los tesoros más preciados para el ser humano: la libertad.
La sociedad de hoy en día no nos enseña precisamente "a soltar", sino más bien todo lo contrario. Bien es sabido que a los que están en el poder (ya no sólo político, también hablo de las grandes empresas que controlan el mundo capitalista, metiéndonos por los ojos el afán consumista y tratando de convencernos a cada momento de que necesitamos algo para ser mejor), no les interesa que la gente sea "demasiado libre" o que "piense demasiado".
Aprender a soltarnos de esas ideas con las que nos bombardean quizás sea uno de los primeros pasos. Pero no sólo hay que buscar deshacerse del embrujo de apegarse a consumir cosas, pues no sólo nos "sugieren" aferrarnos a lo material, también desde el cine o la publicidad e incluso personas a nuestro alrededor, personas cercanas y queridas, y muchas veces desde la más ingenua de las intenciones, tratan de convencernos de las llamadas "renuncias por amor", de que las relaciones tienen que ser de una determinada manera porque sino no son verdadero amor, etc, etc,... En ocasiones, hasta alaban aquellas relaciones basadas en auténtica dependencia como relaciones auténticas y sanas, o porque simplemente han perdurado en el tiempo. Vuelvo a repetir: "aprender a soltar".

Para mí, no puede ser sano aquello que nos retiene. No puede ayudarnos a crecer aquello que pretende atarnos, condicionarnos o imponernos las reglas del juego de la vida. Todo aquello que busca someternos, que teme perdernos, que quiere conservarnos a toda costa, sólo consigue restarnos libertad. Y es muy difícil "no pasar por el aro". Cuando esos argumentos vienen de alguien a quien apreciamos podemos intentar justificar todo esto por una simple razón: no tener que hacer el incómodo esfuerzo de ver la decepción en los ojos de quien estimamos al responder con un rotundo "NO". Porque la libertad también hay que defenderla, no sólo de los enemigos, muchas veces también de nuestro círculo más cercano que aún no ha aprendido a "amar soltando".

Por descontado que aprender a ser libre también empieza por respetar la libertad de los otros, EQUITATIVAMENTE. De ahí lo de "aprender a soltar". Y curiosamente, quien más gana al hacer este trabajo, siempre es uno mismo. Porque ¿para qué aferrarnos a las cosas, circunstancias o personas? Eso sólo nos conduciría a sufrir inúltimente. Encuentro más estimulante confiar en nuestras posibilidades y saber que acabaremos por atraer lo mejor para nosotros mismos sin necesidad de asegurarnos nada. Es más gratificante ver que aquello o aquellos que nos acompañan en el camino lo hacen desde el placer y no desde la obligación, la dependencia o peor aún, desde la compasión.
Ser libres también nos hace fuertes y tremendamente humildes con la vida, pues nos ayuda a dejar de pretender para en su lugar, simplemente disfrutar. Aprender a soltar es aprender a fluir en la incertidumbre, y creo que no hay nada que dé mayor seguridad que esto.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

UNA REFLEXIÓN.

Me han regalado un libro de Eduardo Punset: "El alma está en el cerebro". Perdida y absorta entre sus páginas, me encuentro con el siguiente párrafo que ha despertado en mí una serie de reflexiones.

"...podemos comprender las emociones de los demás: si una persona cercana está triste, usted también sentirá tristeza. Es lo que modernamente se ha llamado empatía; esto es, asunción de las emociones de otro: compasión, conmiseración, congratulación, etc. Ahora bien, estas emociones hacia los demás, o este reflejo respecto de las emociones de los demás, se producen siempre que no afecten en exceso al sujeto...... Esto es lo que ocurre: incluso aunque comprendamos lo que los demás sienten y piensan, y aunque estamos codificados para actuar bien, si esa sensación es demasiado fuerte, intentaremos evitarla"

O sea, que ¿podemos ponernos en el lugar del otro y ser comprensivos con sus sentimientos, siempre y cuando no nos afecte mucho, porque si no, salimos corriendo? ¿Es el ser humano "cobarde" por naturaleza? ¿Es, al menos su primera intención, dar la espalda a aquellos que le recuerdan sus propios sentimientos, especialmente aquellos que trata de evitar por afectarle demasiado?

Es por eso que los médicos pueden atender muchos pacientes casi de forma automática sin vacilar, pero cuando están ante un ser querido es mejor que releguen en otro, porque las emociones, al sentir que te juegas mucho, te afectan demasiado como para actuar objetiva y eficazmente.

Pero ¿es esto así siempre? Si evito lo que me afecta demasiado, entonces, ¿cuándo lo resuelvo? ¿Es esto un fenómeno inconsciente que afecta por igual a todas las personas? ¡Puf! ¡Me salen un montón de interrogantes después de leer esto...
Desde aquí invito al que lo lea que deje su opinión al respecto y cómo interpreta dicho párrafo, igual me aclaro un poco...