viernes, 2 de abril de 2010

CAMBIO DE BLOG

Anuncio que debido a un problema con el blog (no puedo publicar los comentarios), del cual no sé su causa ni cómo solucionarlo, he tenido que crear un nuevo blog. Mi nueva dirección es ésta:

http://nakrama.blogspot.com/

Volveré a hacerme seguidora de los blogueros con los que mantengo contacto y a partir de ahora mis entradas las haré en este nuevo blog. Perdonad las molestias.

                                Natalia

PENSAMIENTO VS SENSACIÓN

"La sensación te llevará más cerca de la verdad sobre quién eres que el pensamiento" Echart Tolle.

El pensamiento es nuestro gran manipulador. Forma parte de nosotros, y por tanto, conoce bien el edificio donde se aloja. Nuestra misión no es correr detrás de él para cazarlo, más bien, quedarnos donde estamos y observarlo pasar en silencio. No hay que excluir al pensamiento, pero tampoco seguirle el juego. Porque nosotros, nuestra esencia, es mucho más que una mente parlanchina que quiere opinar sobre todo.
Los bastones del pensamiento son el ego y la memoria. El ego le es necesario para construirse una identidad, y la memoria la utiliza para alimentarla, apegándose a todo aquello que ocurrió y causó dolor (ya sean circunstancias, personas, hechos...) y no dejarlo ir, porque mientras siga el sufrimiento en nosotros, el pensamiento toma cuerpo en un ego que encuentra su identidad, se fortalece, se hace presente y dominador de nuestro Ser.
Además, el pensamiento tiene una asombrosa habilidad para ir en busca de viejas emociones, las evoca y las revive para dar mayor fuerza a su causa, de manera que nos vuelve a engañar y nos hace justificadores de su juego estratégico y faltará tiempo para oírnos decir a nosotros mismos aquello de: "Es que yo lo siento así y no lo puedo cambiar".

Todos aquellos sentimientos que evoca el pensamiento vienen de la memoria, y la memoria es pasado, por tanto, esos sentimientos no SON, FUERON, y sólo si nosotros queremos, les volvemos a dar vida trayéndolos de nuevo al presente.

Volviendo a la frase con la que comenzaba este escrito, me parece que la sensación primaria es más fiable que el pensamiento. Y aclaro. Cuando hablo de la sensación me refiero a aquello que sentimos y observamos sin juzgar (desde que se juzga, desde que se le pone una etiqueta, aquí interviene el pensamiento y a través de él nos dejamos enredar para acabar desempolvando viejos sentimientos que ya no SON). Centrarse pues en la sensación, tal y como es, y desde el momento en que se le deja la puerta abierta a la emoción, desde que se la deja SER, hay transformación. Sea la emoción que sea: culpa, miedo, ira, tristeza... Se la deja ser el tiempo que haga falta y se va, se transforma. Limpiamente. Sin trampas.

No olvidemos que cada crisis mata un viejo yo para dejar paso al nuevo, renovado y transformado en una más sabia presencia.

domingo, 28 de marzo de 2010

EL MUNDO AL REVÉS.

Esta frase la ha dicho el ganador del Nobel de medicina, el oncólogo brasileño Drauzio Varella:


"En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para qué sirven".

domingo, 21 de marzo de 2010

LA ERA DEL CAMBIO DE CONCIENCIA.

La era del cambio de conciencia es lo que yo entiendo como la era de "tomar conciencia". La Humanidad está llegando a un punto en que no puede seguir dormida. Una a una las personas están cerrando los ojos para abrir el espíritu, cuestionando los sentidos del mundo físico para ser receptivos a la llamada del alma. Alcanzamos la era de la tecnología, la conquistamos. Ahora toca alcanzar nuestra propia humanidad, que sinceramente, creo que nos puede llevar más lejos.

Las ciencias: la medicina, la biología, la física, la genética,la astrología... Todas ellas disciplinas de lo empírico, de aquello que podemos medir, cuantificar... Sí, han incrementado nuestro conocimiento del medio, pero...¿qué pasa con todo aquello que no podemos explicar? ¿Lo relegaremos sólo a cuestión de meras coincidencias? ¿Existen más dimensiones de las que conocemos? ¿Podemos los seres humanos conectarnos entre sí más allá del tiempo y el espacio? ¿Lo hacemos ya de una forma inconsciente? ¿Por qué no entender que formamos parte de un Todo y, por tanto, cada uno de nosotros está, ES, parte de cada partícula que nos rodea?

Abstracto. Lo sé. Suena a ciencia ficción, pero creo que todo lo que podemos imaginar es posible si crees en ello, así es el Universo, nos concede el poder intrínseco de crear a cada instante nuestra realidad.La física cuántica ya ha demostrado que si dos partículas que habían estado conectadas, se separan a una gran distancia, permanecen vinculadas. Esto se demuestra por el hecho de que si una de esas partículas cambia, la otra también lo hará en el mismo instante ("Experimento Aspect", 1982)
Nosotros tmbién somos un entramado de partículas ¿Cuántas posibilidades no exploradas tenemos en nuestras manos? ¿Hasta dónde puede llegar nuestra mente? ¿Es nuestra mente el vehículo, la herramienta a utilizar para conectar con nuestras almas, energía en estado puro,cuya existencia es infinita?

He podido observar que la conexión puede ser posible. A diario trato con pacientes en el Hospital. He visto que el dolor físico es algo que tememos todos y ante lo que somos tremendamente vulnerables, y en la mirada de las personas que padecen siempre encuentro lo mismo: no tanto la incapacidad para afrontar el dolor, sino más bien el temor a quedarse solos, a vivir esa experiencia solos. Está en nuestra naturaleza el sentirmos formar parte de algo. El mero hecho de coger la mano al que sufre y transmitirle que no está solo, es un arma poderosa que influye en la misma fisiología del enfermo, pues el dolor disminuye, a veces, hasta desaparece. La conexión existe. Quizá no pueda sentir físicamente lo que el enfermo está sintiendo en su piel, pero sí puedo llegar a su alma, conectarme con ella y acompañarla, y eso es capaz de cambiar toda su experiencia.

Accediendo a nuestra humanidad se abre nuestra mente y queda expuesta el alma. Aquí hay todo un potencial por explorar. No sólo conectamos con nuestro SER, también conectamos con el SER del otro, que también soy yo. Quizás, como el experimento de las partículas, no sólo conectemos con el más próximo, sino también con aquellos que alguna vez estuvieron vinculados a nuestra esencia, como cuando piensas en alguien que hace mucho que no ves y de repente le encuentras al día siguiente por la calle. Atracción. Todo está conectado. Sólo falta tomar conciencia.

lunes, 15 de marzo de 2010

SUERTE


¿Es la suerte una cuestión de azar o...
un arco iris en blanco y negro al que nosotros debemos poner el color?
¿Es la suerte hija del astro rey, universal y regalo de todos... o
tiene nombre y apellidos y sólo pertenece al que encuentre el trébol de cuatro hojas?
¿Es la suerte única, fenómeno de una vez en la vida,
como una lágrima en una noche estrellada...o
tiene mil formas, como las gotas de lluvia en tu pupila?
¿Es una suerte que el gato tenga siete vidas y nosotros una sola?
¿Es la suerte una estrella fugaz que no se atrapa...o
tenemos la posibilidad de crearla y retenerla con nuestro paraguas boca abajo?

Bueno, esta entrada está dedicada a dos blogueros que me visitan a menudo. Para mi poetiza Demófila, le regalo este humilde poema (lleno de preguntas, como a ti te gusta, jejejeeje) y este dibujito es para Lara, pintor de frases de colores. Ni el dibujo ni la poesía son mis fuertes, pero quería homenajearos en vuestro idioma. Perdonadme el intrusismo.Lo que está claro es que es toda una suerte tener amigos blogueros como vosotros. 
Espero que os guste, Natalia.

sábado, 13 de marzo de 2010

PARADOJA.

"La gente se siente sola pero teme la intimidad...- el ordenador ofrece una solución aparente a esta paradoja, porque con el ordenador puedes estar solo, pero no sentirte solo"

"El viaje al amor" de Eduardo Punset.

miércoles, 10 de marzo de 2010

SINTIENDO.

Ahora puede pasar. Puede ser ese preciso momento que toda alma busca en este desafío de existencia. Las voces ajenas apenas se hacen murmullo y renace mi tacto con tu sabor a ser. Río y juego a no quererte, como el niño que juega a esconderse detrás de las sombras. La primavera se quedará en un mero ensayo de tu presencia de mil flores que renacen. Si entrelazas mis manos a tus pensamientos encontrarás mi corazón respirando en tu almohada. Tú canta con el espejo que te refleja y yo lo celebraré con el Universo.

Qué fácil es hacer poesía con tu recuerdo.

Yo no te niego ni te acepto. Ni te descarto ni te integro. Ni me abraso en tu frío ni me congelo en tu calor. Sólo contemplo los días pasar y las horas correr, las olas naufragar en tu mar desierto de emociones que ahogan. Río y canto porque estoy viva, corro al lado de tu mundo paralelo y te saludo desde el otro lado del tablero. Tu voz sólo está presente para llenar mi espacio. Ya no importa la muerte porque tengo un latido de rescate gracias a ti, aunque me robes la vida con tan sólo pensarlo.

Así, en esta danza frenética de ideas, con piel de gallina con sólo rozarte de lejos, sin música de fondo pero con tus ojos que me dan la mano sin prisa, te pierdo entre latido y latido, efímeros golpes que duran toda una vida, como tus pupilas en las mías, que juegan a despistarme a oscuras, sin éxito, porque siempre te encuentro dentro de mí. Por eso, sólo me queda amarte sabiendo que eso mismo me invita a vivir sin dar importancia al tiempo, sin dar importancia al cuerpo de una emoción.
Sí, ahora puede pasar el milagro de tu destino bailando con el mío.

lunes, 8 de marzo de 2010

AQUÍ Y AHORA.


Sólo tenemos el aquí y el ahora. Sólo somos este preciso momento. El ayer es una fotografía. El futuro: un misterio. Suena a tópico, pero hay muchos tópicos ciertos. Ser conciente en cada momento puede ser lo más difícil, tanto como vaciar la mente de pensamientos tóxicos. ¿Pero no merece la pena aprenderlo? Quizás una forma de vivir el presente sea ser fiel a uno mismo en cada instante, sintiendo, haciendo y viviendo los aciertos y equivocaciones, las alegrías y las tristezas, los triunfos y los fracasos como instantes efímeros, porque sólo son eso: instantes efímeros que sólo vuelven e revivirse si los evocamos a través de la memoria. Evoquemos lo constructivo.
Sólo somos un suspiro en la eternidad. Que ese suspiro sea gloria.

lunes, 1 de marzo de 2010

FURIA DE PALABRAS.

Y quisiera escribir... y me cuesta que salgan  las palabras. Es como una fuga de ideas de mi mente, y a la vez, esto aquí, en el pecho, que va asomando por la garganta y quiere salir pero se aguanta. Y el reloj no me dice nada y mi mente me lo grita todo. Un latido de más me avisa que mi equilibrista está al límite, un paso atrás y se caerá sin red, un paso adelante y se romperá la cuerda. Y así me mantengo, sobre un solo pie y sobre mil pensamientos. Y abro el armario, y leo en los libros, y escucho cualquier música, y enciendo la tele, y camino despacio y sucumbo a un cigarrillo de madrugada, y sonrío hacia afuera y muero hacia adentro, y sueño dormida y despierto soñando, y me engaño y me regaño,y escribo, escribo, y respiro, y vuelvo a la rutina....Y vuelta a empezar. ¿Tiene sentido todo lo que digo? Observa, respira, deja la mente en blanco, medita, sé, no estés. Fluye. Y mi sentido el muy común (y el más vulgar) me dice: ¡Y una mierda! ¿A quién vas a engañar? Quema los libros y la buena filosofía. Déjalos de lado y vive el calvario. ¿Respira?¡No, Grita! Me sale el instinto. ¿De supervivencia? ¡Bien, aquí dentro habita un ser humano! Pero qué buena es la fachada del autocontrol, y qué mierda creérsela cuando sabes que el animal te desafía.
"Conócete a ti mismo" "Ámate primero a ti mismo para saber  amar a los demás" ¿Por qué todo eso ahora no me sirve? Sí, me conozco. El 65% del tiempo domina mi mente racional. El súper yo siempre agobiado de tanto trabajo. Pero el 35% restante... me quema, me falla, me arrastra, y no sé qué hacer, y me incomodo. Me asaltan los "deberías". El orgullo se ríe de mí. El espejo se vuelve más nítido y me devuelve mi mirada furiosa. Y sé que tengo que sentirlo y dejarlo pasar, pero también quiero salir de aquí, ahora, de este laberinto que construí a base de retazos de emociones que no me dejé sentir. ¿Y si pudiera llorar? Fisiológicamente viene bien para liberar tensiones. ¿Ves? Otra vez calibrando. ¡No puedo llorar! ¡Y no quiero, qué coño! ¿Liberar el qué? ¿Endorfinas? Con esas tengo un gran desengaño. Mentirosas. Manipuladoras. ¿Y ahora qué? Se acabaron las palabras. La emoción lo inunda todo, pero todo sigue como si nada. Al final de todo,cuando pase la tormenta, volverá el silencio, el mismo que hay ahora, sólo que con la diferencia de que el equilibrista podrá seguir avanzando en su cuerda floja.

domingo, 28 de febrero de 2010

TIME TO SAY GOODBYE

Hoy se me ha puesto la piel de gallina y se me han saltado las lágrimas con este vídeo. Porque el ser humano es capaz de hacer cosas verdaderamente extraordinarias...

miércoles, 24 de febrero de 2010

A EDUARDO.

Dedicado a Eduardo, mi "Rupert piojito". Porque por Dios, siempre habrá baile!

lunes, 22 de febrero de 2010

DIÁLOGO INTERNO: ABANDONAR EL APEGO.

Nunca he sido muy amiga de los autoengaños. Ni de los ajenos, y mucho menos de los propios. Pero eso no quiere decir que no me engañe a mí misma de vez en cuando como hace cualquier hijo de vecino. Lo que sí puedo hacer al respecto es andar con ese "autoengaño" el menor tiempo posible. ¿Y cómo se hace eso? Jugando al Trivial (uno un poco especial, eso sí) Este "Trivial de tomar conciencia" es un juego donde yo pregunto y yo misma respondo. Bien mirado es un juego que no admite derrota puesto que sólo hay un participante: yo, y soy precisamente yo quien conoce todas las preguntas y también todas las respuestas. Sólo hay un requisito: no se admiten trampas. Sólo se gana si soy "terriblemente" honesta. El primer paso: coger una tarjeta al azar y hacer una pregunta:
Por ejemplo: -¿Por qué actúo de una manera cuando en realidad yo pienso de otra?
¡Cuidado! Pregunta trampa. La misma pregunta en sí está mal hecha, así que cojemos otra tarjeta y reformulamos:
-¿Por qué actúo de una determinada manera cuando sé que sería más sano para mí actuar de otra?( Hay un ligero matiz). Ahora sí, pulsamos el reloj: tic-tac, tic-tac...
- Porque hacerse responsable de uno mismo da vértigo y por eso es más fácil, más cómodo, seguir siempre por el mismo camino, aunque eso implique cometer los mismos errores.
(Uy, esta partida se pone interesante, se nota que este Trivial lo inventé yo, ¿eh?) Sigo.
-¿Cuáles son esos errores que me empeño en repetir? (Puesto que lo primero es identificar qué pasos estamos dando mal.) O un poco más fácil (nos damos un comodín) ¿De qué conductas acompaño los errores que ESTOY ELIGIENDO repetir?
- La principal conducta: la toma impulsiva, precipitada, de determinadas decisiones poniendo como excusa (porque es una excusa) que actúo de corazón. (Aclaro:muchas veces actuamos de corazón y eso es muy válido, pero cuando se actúa "de corazón" y para eso acabo poniéndome una navaja al cuello, puedo perder la cabeza y eso ya no es tan bueno...)
-¿Y qué signfica todo esto? Actuar impulsivamente me lleva a construir castillos en el aire, valerme de la ilusión para ignorar la realidad. Y la realidad es que aún no he aprendido. Vivir una fantasía no es más que vivir con apego. Prefiero creer que las cosas pueden ser de una manera y que si me empeño mucho, mucho, lo conseguiré. Agarrarme a una idea, a un sentimiento (que puede ser engañoso porque quizás lo que yo interpreto como un sentimiento no sea más que el fruto de una carencia), agarrarme a sujeto, persona, animal o cosa que me aporte todo aquello que aún yo misma no he sabido proporcionarme, porque además, sé que para aprender tengo que hacerlo yo sola. ¡Y cuánto miedo da la soledad! (porque hubo un tiempo, cuando éramos muy, muy chiquititos,  que nuestra supervivencia dependía de otro).
Así que en el fondo de toda esta cuestión sólo hay apego, crear una dependencia de cualquier circunstancia para darle más alas a mi castillo en el aire cuando sé que lo que hay que hacer es construirle unos cimientos en tierra firme.
-¿Y ahora qué puedo hacer?
Ya me he dado cuenta, otra vez de lo mismo (no es la primera vez que le doy la patada a un apego), una vez más, aquí esta la experiencia que siempre nos allana un poquito el camino. Retomo el camino por el que un día comencé a transitar. El primer paso de aquel camino tenía un propósito firme: no más dependencias. Me hago cargo de identificar a qué me estoy agarrando. Lo veo. Soy conciente. Y esa que está con el puño apretado no es la persona que quiero ser, pero no me regaño por ello, sólo me digo a mí misma con dulzura: suelta, no necesitas esto, si quieres coger algo, coge mi otra mano. Sin reproches. Con miedo todavía, pero sé que el valiente no es el que no tiene miedo, sino el que camina junto a él. Aprender a soltar. Ya lo escribí una vez. Mi gran lección por aprender pero que desde este mismo momento ya estoy consiguiendo. Ahora ya puedo guardar el Trivial hasta la próxima partida.

viernes, 19 de febrero de 2010

POEMA DE BENEDETTI.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Magnífico poema del gran genio. Sólo hay algo con lo que yo no estoy de acuerdo y es con el verso final, pues para mí, amor y necesidad no son buenos aliados. Con mi más humilde opinión, yo lo cambiaría por alguna otra cosa, no sé... "por fin me... ¿encuentres?" Por ejemplo. De resto, chapó.
Homenaje a Benedetti y también a los que habéis leído esta entrada. Fin del juego.

















martes, 16 de febrero de 2010

EL VACÍO EXISTENCIAL

El vacío existencial. Ese que tiene su rinconcito propio en el corazón-mente de cada uno de nosotros.
No siempre aflora. Tiene sus momentos, casi siempre a solas, sin testigos, como si quisiera pillarnos indefensos y situarnos frente al inevitable espejo de la incertidumbre de nuestro propio ser. A mi me encantan sus visitas inesperadas. Trato de adelantarme a él y antes de que me interrogue, le aplaco yo con mis preguntas. ¿Por qué apareces ahora?
El vacío puede ser un enorme eco que nos devuelve todo cuanto nuestra mente le arroja, pero también puede ser un espacio (enorme, puesto que es vacío) donde extender esa enorme manta que es nuestra sola presencia y convertirlo en nuestra fugaz sala del estar.
Cuando llega esto que llamo vacío existencial puedes caer en la trampa de no saber ni quién eres, ni para qué existes, ni a dónde vas o deberías ir y si eso importa. Te puedes llenar de preguntas. Entonces dejas de estar en el vacío para pasar a la saturación. Y parece que eso nos alivia. Tener la mente llena de cosas, de cuestiones por resolver, porque todo eso evita el vacío que tanto relacionamos con la soledad. Pero qué gratitud se experimenta si dejamos que ese vacío existencial se haga presente y no luchamos contra él, si aceptamos que parte de la naturaleza humana es por fin comprender que no tenemos respuestas para todo aunque formemos parte de todo, que no tenemos que comprender todos los misterios sino experimentarlos sin más.
Podemos pensar que la vida es una lucha (contra el destino, contra los demás, contra el vecino del quinto o contra uno mismo), podemos pensar que la vida es un camino que lleva a una necesaria meta, o que solamente el camino es lo importante, podemos pensar que hay una sola vida o miles encadenadas, podemos pensar la vida o vivir la vida pensando. Todo es a gusto del consumidor. Y no hay errores porque no hay respuestas correctas. Y eso nos lo recuerda el vacío existencial que nunca abandona al ser humano, conquistador de todo lo conquistable, menos de sí mismo a tiempo completo.

Qué bello es perderse serenamente entre los brazos de ese vacío que no nos exige sabiduría, sólo la necesaria para apreciarlo, dejarlo pasar a nuestro través para que se lleve nuestro ego de la mano al menos unos instantes y no pensar en el mañana ni en lo que tengo que ser o hacer para asegurarme ese mañana, sólo dejar ese espléndido vacío para que se "llene" de conciencia, que no es más que respirar el aquí y el ahora. Sentirse pequeño es lo más grande porque no te queda otra direción que mirar hacia arriba, como cuando éramos niños y contemplábamos el mundo que cada día era nuevo.

Ese vacío existencial que a veces me visita me presenta de nuevo a mí misma y entonces comprendo que en realidad no hay vacío, no hay soledad, no hay espacio ni tiempo carente de sentido porque en la naturaleza se da todo lo necesario para conocer, sentir y gozar de nuestra propia alma, que es más amplia que el propio vacío, una vez se trasciende, pero viviendo con tranquilidad cada una de sus visitas.

sábado, 6 de febrero de 2010

EL CIRCO DE LAS MARIPOSAS.

Sólo verlo...Yo me quedo sin palabras ante tanta belleza.




viernes, 5 de febrero de 2010

ACERCA DE TRENES.

Estación de tren. Andén 2. Ya estaba avanzada la tarde y una discreta brisa helada acariciaba su rostro mientras esperaba la llegada de su tren, como de costumbre. De repente, tuvo esa sensación que tenemos muchos cuando alguien nos está observando, como si su mirada nos pesara en el hombro, así que levantó la vista y le vió a escasos dos metros de distancia. Efectivamente, la observaba con una amplia sonrisa, como si la conociera. Y aquel misterioso hombre, le habló:
-Hola, ¿hace mucho que espera?
-Depende- contestó ella con aire indiferente, aunque sentía un cierto rubor en el alma, aquel caballero la impresionaba sin saber muy bien por qué.
-¿Depende de qué?
-De lo que usted considere mucho tiempo.
-Es verdad, visto así... Yo llevo años en esta estación y cualquiera diría que eso es demasiado tiempo...
-¡Yo también llevo años aquí!- Ya sabía ella que este hombre era especial- ¡Qué raro no habernos visto antes! ¡Yo siempre estoy aquí, en el mismo andén! Siempre estoy esperando por mi tren, pero los que llegan no son el que yo quiero y temo que si cambio de andén, justo en ese instante, pase el mío y yo no me encuentre aquí para cogerlo, así que aquí me quedo, esperando a que aparezca en algún momento.

-¡Vaya, a mí me pasa algo por el estilo! Llevo años de andén en andén. Cada vez que aparece un tren me pregunto si será el apropiado para mí, el que debe llevarme a donde deba ir, así que pruebo suerte y subo, pero al poco de estar en él, me doy cuenta de que ese no es mi trayecto y me bajo en la siguiente estación, y otra vez de vuelta a empezar.

Esta vez el hombre se detuvo por un instante a contemplar a su singular compañía. En todo aquel tiempo no había coincidido con alguien que le pasara algo tan similar a lo que le ocurría a él. Todos parecían siempre tan seguros de a dónde debían ir. Qué trenes coger, qué otros, en cambio, dejar pasar. La gente tenía auténtica obsesión por llegar a sus destinos, tanta, que muchos de ellos se subían sin apenas comprobar si era verdaderamente el tren que deseaban coger y cuando llegaban al final, se daban cuenta de que habían equivocado su destino por una cosa tan absurda como la prisa.
Él, en cambio, a pesar de no saber cuál debía ser su camino, intentaba disfrutar al máximo de cada trayecto y cuando veía que simplemente aquel no era su tren, se bajaba. Así de simple. Así de placentero. Así de ... ¿rutinario? Pero ella no. No había cogido ningún tren. Los descartaba nada más llegar sin tener que subir. Por un momento le intrigó, pero tampoco podía entretenerse. Pronto llegaría el próximo tren.

- ¿Y no se cansa de estar todo el día de acá para allá?- A ella le podía su curiosidad- ¿Se ha parado a pensar que quizás ese tren que usted y que yo esperamos en realidad no exista? ¿Y si no pasa nunca?
- Pues no lo sé- ¡Vaya con la preguntita de la señorita!- La verdad es que ni me lo había planteado. Disculpe, señorita, creo que aquí llega mi tren.
-¿Cómo se lo va a plantear? Son preguntas que se hacen "estáticamente". Mientras te mueves, no hay posibilidad de detener la mente, y así todo es más rápido, como el paisaje que pasa a alta velocidad a través de la ventanilla del tren. El arból que estaba ahí hace unos segundos, ya lo pasamos, ya no está. Así también van pasando los pensamientos, los días, y así pasan los afectos...
El tren se detuvo por unos instantes frente a él. Sabía que tenía que subir. Quería subir y dejar a aquella extraña mujer en su perenne andén, con sus eternas preguntas. Olvidarla cuanto antes, como había hecho con tantos compañeros de ruta.
-¿Por qué me dice esto a mí? ¿Le parece que hago algo mal?
- En absoluto. No juzgo. Sólo observo. No sé hacer otra cosa. Después de tanto tiempo en este andén me he acostumbrado a observar a la gente. Se sorprendería de ver en cuántas cosas nos parecemos los unos a los otros al mismo tiempo que otras nos diferencian. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo no equivocarnos de tren?

-No tengo tiempo para responder a esto, debo subir ya si no quiero perderlo.
-¿Y qué más da si lo pierde? ¿Recuerda la última vez que vio atardecer sin estar en marcha, simplemente sentado, sin estar yendo a alguna parte?
El hombre respiró hondo. Vio que se cerraban las puertas y la máquina veloz se volvía a poner en marcha. Esta vez, no iba a ser pasajero de aquel tren, pero tal vez fuera pasajero de aquel aterdecer en compañía.
Se sentaron juntos a contemplar como el Sol hacía su particular trayecto de siempre, pero igualmente majestuoso. Ahora sólo había silencio, pero era agradable. Son esos silencios que se disfrutan por el mero hecho de compartir con alguien la no necesidad de llenar el vacío entre dos extraños, y que es precisamente, en el encuentro silencioso de dos miradas cuando se puede estar comunicándolo todo.
-Ha valido la pena no subir a ese tren para poder vivir este momento- pensó él en voz alta.
-Ha valido la pena "subir" a este atardecer juntos para no olvidarse de vivir estos momentos-dijo ella con brillo en los ojos- ¿Dejamos este andén y vamos a tomar un café?
-Está bien. Supongo que algunos trenes siempre pueden esperar.

martes, 26 de enero de 2010

CULTIVAR LA ALEGRÍA.

Todo es cuestión de práctica.
De niña, odiaba las matemáticas, "no se me daban bien", tenía que dedicarle muchas más horas de estudio que a otras materias para conseguir empezar a entender algo. Pero yo no me daba por vencida. Así que me armaba de paciencia, le echaba horas, practicaba y practicaba...y al final: sobresaliente.

Si quieres ponerte en forma, no basta con hacer veinte abdominales sólo un día, habrá que seguir una rutina y con cierto tiempo de poner en práctica dichos ejercicios, aparecerán los resultados.

¿Por qué nos cuesta tanto entender que con nuestra forma de pensar (y por tanto, con nuestra forma de sentir) también podemos practicar y practicar hasta conseguir unos objetivos?

Sé que a lo largo de nuestra vida se presentan situaciones, vivencias, experiencias, etc... dolorosas, y que es muy necesario vivirlas como tal para poder superarlas y trascenderlas. Pero creo que una cosa es "sentirse mal" por un tiempo y otra muy distinta es tomar una actitud de derrota permanente. Quedarse anclado en esta forma de vivir las cosas agota la energía vital, la alegría, no sólo la de la propia persona que lo siente, sino también de las que están a su alrededor, que poco a poco se pueden ir viendo arrastradas en esa espiral de negatividad. Por eso es conveniente revisar de vez en cuando de qué circunstancias y de qué personas tendemos a rodearnos  porque sin querer podemos estar derrochando nuestra energía. ¿No parece lógico pensar que la vida es algo tan bello como para desperdiciarla buscando siempre un "pero", una "falta siempre de algo para ser feliz"?

Y es que la alegría debe y se puede cultivar. Aunque se haya estado un tiempo sumergido en mil pesares, uno debe aprender a mirar hacia adelante con cierto optimismo si quiere empezar, poco a poco, a disfrutar de la vida, de uno mismo, de las ciento de oportunidades que se nos presentan y que muchas veces se pasan desapercibidas precisamente por tener los ojos puestos en lo que fue o en lo que va o en lo que podría ir mal.

Cuando alguien está profundamente metido en esta "visión" o "dinámica" es difícil hasta para la propia persona darse cuenta, porque uno se puede "acostumbrar" hasta a las cosas más insospechadas, como el sufrimiento que se deja cronificar. ¿Y por qué? Porque aunque cueste admitirlo, siempre es más cómodo continuar en lo que más se conoce que hacer el esfuerzo de iniciar un cambio revolucionador. Pero desde aquí, me atrevo a decir con todo mi convencimiento y osadía, que iniciar un cambio nunca puede salir mal, y menos si lo que estamos intentando es mejorar. La cosa es no dejar de intenterlo. Practicar una y otra vez la ecuación, como pasaba como las matemáticas.

Sí, la alegría se entrena, y cuanto más se pone en práctica, más se llena nuestra vida de ella. Atraemos lo que buscamos. Si quieres obtener algo de la vida, adelántate y comienza por ofrecerle a ésta lo que tú deseas conseguir. Si quieres sentirte bien, ofrece bienestar a tu alrededor, aunque al principio pueda parecer forzado, aunque cueste esbozar una sonrisa, si lo haces, pronto alguien te la devuelve y entonces acabarás sonriendo de forma natural al comprobar que funciona.
No dejemos de practicar hasta sacar sobresaliente.

lunes, 18 de enero de 2010

NIVELES DE APRENDIZAJE.

Edad física, edad mental y edad espiritual. La edad física: años que tiene una persona. Edad mental, en relación a su madurez, a las experiencias de su vida. Edad espiritual: la que comprende "la sabiduría de su alma". ¿Aprendizajes de otras vidas? A menudo lo pienso. Se me ocurre que quizás estamos en una especie de ciclo, como lo define una gran amiga mía, "de curso escolar" de la eternidad, donde tenemos que ir pasando "niveles", lecciones que son necesarias de interiorizar. ¿Cuáles son esas lecciones? ¿Tienen un orden?

Una sin duda, tendrá que ver con conocernos a nosotros mismos, conocer nuestras limitaciones y saber, también, que los únicos responsables de dichas limitaciones somos nosotros mismos. Saber resolver los conflictos y contradicciones propias de nuestro ser y forma de entender el mundo.

Otra lección: nuestra relación con los demás. Cumplir con nuestra misión para con el mundo, para con la sociedad, para con el resto de los seres humanos. Saber llegar al público, exponer nuestras ideas, aportar con la creatividad, dejar una semilla, ser guía alguna vez, ayudar a otros a que aprendan sobre sí mismos y sobre los demás. Entender la naturaleza humana para mejorarla en lo posible. Enseñar aprendiendo. Practicar la humildad sin renunciar a la confianza en uno mismo, en nuestra valía.

Otro nivel: conseguir la "intimidad" con alguien que podamos amar y que nos enseñe a crecer aún más con ese amor. Tener la confianza suficiente en otro que nos complemente sin restarnos. Mirar a los ojos de alguien presintiendo que no hay razones para tener miedo de entregarle nuestro corazón porque sabemos que no hace falta entregarle nuestra vida. Tener la certeza de que por despertar al lado de esa persona ha valido la pena aprender todas las lecciones anteriores. Sentir que amas y te corresponden, que formas parte de un equipo que trabaja cada uno con el 50% de la pareja y el 100% de su ser, entendiendo que el amor es algo que hay que trabajar día a día, que requiere su esfuerzo, como todo lo que vale, pero que precisamente por eso es más emocionante.

Entiendo que estas podrían ser de las lecciones más importantes que se me ocurren, y también que seguramente hay otras miles. Amarse a uno mismo, amar a los demás y amar a "otro" en particular. Al final todo se resume a lo mismo: crecimiento, evolución y amor. Confiemos en que será el propio camino el que nos llevará a los distintos escenarios, a las distintas "aulas" y "maestros" que se encargarán de que aprendamos dichas lecciones. No nos "graduaremos" hasta haber aprendido a amar en todas sus versiones. ¿Intrigante,no?

viernes, 15 de enero de 2010

EN DEFINITIVA,VIVIR.

Sí, hoy es de esos días en los que la medicina muestra su cara amarga. Esta mañana, de camino al Hospital para hacer mis prácticas iba pensando "qué bien, ya es viernes".
La mañana ha transcurrido como tantas otras mañanas: pasar la planta, ver los enfermos, revisar con los adjuntos analíticas, pruebas, ajuste de tratamientos... Al cabo de unas cuantas horas, a falta de 30 minutos para acabar, fuimos a ver a uno de los pacientes. Un hombre relativamente joven. Le comunicamos una mala noticia, de esas que esperas no tener que oír en tu vida.
Hacía tiempo que no pasaba por esta situación, y hoy, me he vuelto a sorprender con esa "tirantez" en el estómago, al pie de la cama del paciente, tocándole ligeramente para intentar darle "algo" de calor en un momento en el que la sangre se debe estar congelando en las venas, tal es el poder del miedo.

Sí, es triste ver como la esperanza de un hombre se desploma y saber que nada puedes hacer por "curarle" físicamente, quizás lo único que se puede ofrecer es permanecer allí unos minutos, soportar el silencio, perder la mirada con el paciente, si es necesario. Cuando la voz no puede decir nada porque se atraganta en un nudo invisible es mejor dejarle el turno al alma, la que escucha y acompaña.

En esos momentos es cuando te sientes terriblemente estúpida por haber pensado lo de esa misma mañana: "por fin ya es viernes", pues te haces consciente de que hay personas que darían lo que fuera para que no llegara el tan temido futuro, que rezan por encontrar una fórmula mágica que les brinde un poco más de tiempo, aunque fueran  veinticuatro horas, pues ya sólo con eso se sienten satisfechos de haber librado la batalla al menos un día más. 

Trato de ser consciente de todo esto lo más que puedo para aprovechar mi vida, para hacer, pensar, sentir, atreverme, apostar, respirar, aprender, sonreír y reír, hacer feliz a alguien en algún momento del día, tener una palabra amable, hacer algo sorprendente, superarme, equivocarme, rectificar, abrazar, besar...
En definitiva, vivir.

miércoles, 6 de enero de 2010

SIN JUSTICIA.

Es curioso, pero ¿cuántas veces al día decimos aquello de “esto no es justo”?


“No es justo que fulanito tenga tal cosa y yo no”, “esto que me ha pasasdo es injusto”, “toda la vida preparándome para luego no obtener tal cosa, no es justo” y así una larga lista de frases que siempre reflejan lo injusta que es la vida, lo que tendríamos que tener y no tenemos, las frustaciones que guardamos porque nunca se hizo justicia con nosotros… ¿Pero qué hay de verdad en todo esto? ¿qué es la justicia? ¿quién dice qué es justo y lo que no? ¿nosotros? ¿el destino? Dios? (si fuera así, no querría ver su libro de reclamaciones)

La verdad es que la justicia no existe. Es un concepto inventado por el hombre para no responzabilizarse, para sentirse víctima, para cargar las culpas a otro, para no tener que aceptar la realidad, en definitiva, para no crecer.

Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que lo que es justo para unos, no lo es para otros, que hay gente que sufre sin que haya motivo aparente para merecerlo, que hay gente que no tiene nada y es feliz, mientras que hay otros que lo tienen todo y siguen quejándose del mal de la “injusticia”.

En África los leones cazan cebras ¿es eso justo para ellas, que no hacen mal a nadie? En muchos países los niños van a la guerra o son explotados en el campo laboral ¿es eso justo? Quizás el mayor creador de injusticias sea el propio hombre, que además se jacta de saber lo que es justo y lo que no, en un estúpido complejo de semidios muchos se sitúan en la posición de saber qué es lo que les conviene a unos y a otros, incluso hay gente que trabaja en el sector de la “justicia”, de la “injusticia”, diría yo, pues jueces y abogados muchas veces sólo buscan darle la vuelta a aquello que llaman ley.

Por supuesto que los grandes males son injustos. ¿Pero qué hay de los pequeños males? las pequeñas “injusticias cotidianas” Quizás las que más no afecten. El llamado “mira lo que me hizo fulanito…” Yo diría basta ya de tanta queja. Ocúpate de tu vida sin pensar que los demás te proporcionarán lo que es “justo” para ti. Deja de comparar lo que das con lo que recibes y de evaluar a los demás en función de lo que esperas de ellos, en vez de lo que te aportan sinceramente y sin pedir nada a cambio.

Propongo crecer de una vez. Aceptar que a veces ganamos y otras muchas perdemos. Que no hay tantas cosas bajo nuestro exclusivo control y que si nos arropamos bajo la manta de la justicia, nos quedaremos con los pies fríos, porque ésta, donde quiera que esté, no se quita el sueño por nuestros problemas. Repito, nuestros problemas.

De la misma manera, no podemos ser siempre “justos”. No somos Dios. Los seres humanos se equivocan, fallan, y muchas veces, si queremos ser dueños de nuestros actos, tendremos que aceptar que puede haber alguien a quien no le agrade nuestra decisión y que además nos tache de “injustos”. Como sé que la justicia no existe, me quedo con la opción de ser yo misma y aceptar las consecuencias de mis actos. Yo creo que eso ya es bastante.

domingo, 3 de enero de 2010

LA NOCHE

Desbaratado, el corazón, valiente siempre, nos dice “todo va bien”, nos da ese Sí rotundo para el que fue creado, como fiel representante de la vida a través de sus latidos. No soy dueña de mis huellas dactilares cuando se aventuran a explorarte.


Y la noche siempre llega. Y vuelvo a estar sola. Sola, pero conmigo misma y con esta detención del reloj, inexistencia del tiempo en tus pupilas mientras sueñas. Y yo también sueño, pero despierta, como más me gusta, y duermo de día. Sí, valiente o inconciente corazón, te deshaces de los brazos de la lógica, desatas intrusas emociones que no dejan espacio a la mente que ha aprendido.

Es caprichoso el destino que equivoca nuestras decisiones en cada segundo para ponernos en el constante correcto camino. Ya estaban diseñados, antes de que tú y yo naciéramos, los minutos que se evaporarían entre los dedos por tocarnos sin cuerpo, sólo con alma y la bendición del cielo que tanto miramos buscando una luz de tonalidad diferente. Si pasara una estrella fugaz no pediría ningún deseo porque preferiría no apartar la vista y seguir mirándote de frente.

Y así, entre pensamientos que a veces me ganan la batalla, entre "el sentir" de mi alma a ratos, en esos instantes en los que la mente logra quedarse en blanco, entre los recuerdos que me hacen sonreír sin querer y querer seguir sonriendo, entre todo eso y mucho más, permaneceré yo y mi existencia, y existirás tú, permaneciendo.